La Junta de Andalucía va a clausurar el vertedero de residuos inertes de Albox. Así lo ha anunciado el consejero de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul, Ramón Fernández-Pacheco en sede parlamentaria, con el fin «de evitar daños medioambientales y reducir los riesgos sanitarios».
En respuesta a una pregunta oral en comisión parlamentaria, Fernández-Pacheco ha afirmado que se trata de “unas actuaciones que reducirán tanto los riesgos ambientales y sanitarios como los que pudieran afectar a la seguridad de las personas. El plazo para su ejecución será de 24 meses y, tras la finalización de las obras, se establecerá un Plan de Vigilancia y Control -con una duración mínima de 30 años- con el que se supervisará la correcta restauración de la zona”.
Así, el consejero ha destacado que “la recuperación de terrenos y el sellado de vertederos es una prioridad para la consejería de Sostenibilidad y desde 2019 hasta la fecha hemos movilizado 29,4 millones de euros para la limpieza y sellado de vertederos”.
Este punto de inertes, actualmente inactivo, se encuentra situado al oeste del municipio de Albox. «Se trata de un vertedero incontrolado sobre el que recae una infracción de la Comisión Europea por culpa de la dejadez e inacción de gobiernos anteriores», según defienden desde la Junta de Andalucía en un comunicado.
Tanto el proceso de clausura como su posterior gestión estará regido bajo los criterios y exigencias establecidos por la normativa europea y nacional sobre las instalaciones de vertido de residuos. Atendiendo a ello, se limpiarán y acondicionarán los vertidos y se dispondrán hasta cuatro capas de sellado para aislar definitivamente los residuos. A continuación, se construirán cunetas para regular el drenaje de escorrentías superficiales, así como dos muros de escollera de contención.
Por último, se procederá a la revegetación con especies autóctonas y se instalará un cerramiento perimetral para prevenir el posible revertido de residuos y evitar la entrada de ganado que merme la implantación de la cubierta vegetal.
Además, se establecerán piezómetros que permitan medir el nivel de las aguas subterráneas e hitos de control de asentamientos para comprobar la estabilidad en los vasos de vertido. El último paso será el establecimiento de un Plan de Vigilancia y Control para supervisar la correcta restauración de la zona y que tendrá una duración mínima de 30 años, tal y como ha informado el consejero de Sostenibilidad en sede parlamentaria.