Macael vivió este jueves una de esas tardes que dejan huella. Vecinos y vecinas de todas las edades se reunieron en la plaza de la avenida Paco Cosentino, en un acto cargado de emoción, rabia contenida y una petición clara: más seguridad para el pueblo y justicia para Pili, la vecina que fue víctima de una salvaje agresión hace unas semanas.
El Ayuntamiento fue quien dio el paso, convocando oficialmente a la ciudadanía tras aprobar por unanimidad, en Pleno, un manifiesto de apoyo a Pili y su familia. Y Macael respondió. La plaza se llenó. Carteles, aplausos y miradas firmes acompañaron la lectura pública del texto, arropada por una fuerte presencia de la Guardia Civil, que velaba por el buen desarrollo del encuentro.
Mientras el sol caía, los vecinos escuchaban en silencio palabras que hablaban no solo de apoyo, sino también de hartazgo. Porque lo de Pili ha sido la gota que ha colmado un vaso que se viene llenando desde hace tiempo. Según denunció el propio alcalde, Raúl Martínez, en una reciente entrevista en la radio, la comarca sufre desde hace años una falta de agentes de la Guardia Civil, y eso ya se empieza a notar en la tranquilidad del día a día. Atracos, delitos, trapicheos… El ambiente empieza a estar cargado.
El manifiesto leído públicamente ponía negro sobre blanco una petición concreta: reforzar de forma urgente la seguridad en Macael y en todo el Valle del Almanzora. No es solo una cuestión política, es una exigencia de los vecinos. Porque aquí no se pide por pedir: se pide porque se necesita.
La emoción se palpaba en el aire. Muchas personas no pudieron evitar emocionarse. Algunos lloraban. Otros apretaban los dientes. Pero todos, absolutamente todos, estaban allí por una razón: Pili. Y por todo lo que representa.
Al final, lo que quedó claro fue algo sencillo y poderoso: en Macael, cuando tocan a una, nos tocan a todas.
