Alfarería Los Puntas en Albox es un taller que lleva toda la vida dedicándose a la elaboración y difusión de la alfarería almeriense. Han sabido mantener vivo el procedimiento completo de la alfarería tradicional, todavía trabajan en el torno que tienen situado a nivel inferior al del suelo, característica que es única de los alfares típicos de Albox. Además, su horno árabe data del siglo XVIII, declarado Patrimonio Histórico Artístico.
Sus hornos árabes atesoran 300 años de historia, nombrada por la Consejería de Turismo como «Punto de Interés Artesanal de Andalucía». La alfarería, además, está acondicionada como un pequeño museo para que los visitantes conozcan en una visita interpretativa, desde herramientas, utensilios y el trabajo del alfarero.
El alfarero albojense Antonio Alfonso Fernández se ha dedicado a entregarse para potenciar su oficio, un oficio antiguo que si no fuera por su labor y la de otros expertos en el oficio, ya se hubiera perdido hace tiempo. En 1975 se le concedió la certificación de «Maestro Mayor Artesano» y el 17 de enero de 2012 la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía le otorgó la Carta de Maestro Artesano.
Su hermano Juan Eugenio Alfonso Fernández también desempeña el oficio de alfarero, desde los 16 años, en la Alfarería «Los Puntas». Su excelente trabajo le ha hecho lograr diferentes premios a nivel nacional, a él también se le otorgó la Carta de Maestro Artesano por la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía.
Sus piezas tan representativas están por todo el mundo, como el Museo Nacional de Alfarería de Oleiros en La Coruña, el Museo de Alfarería Popular de Chinchilla en Albacete, el Museo de la Cultura de La Habana en Cuba o el Museo Etnográfico de Hamburgo en Alemania.
Ellos se siguen dedicando en cuerpo y alma a este oficio y utilizan como reclamo mercadillos, ferias de artesanía, teniendo como clientes potenciales a turistas y habitantes de la zona y coleccionistas.
Para el proceso de modelado puede emplearse hasta cuatro días, pasando por sus distintas fases de engobado, decoración, esmaltado y cocción hasta que el barro se convierta en una pieza única. Uno de los más arraigados en las costumbres populares es el botijo, su modelado en el torno requiere de 15 a 30 minutos, a los que se le suma el engobado, que es una hora más. Después se decora y esmalta y, por último, se lleva a cabo la cocción que ya lleva en el horno de leña una hora. Una vez acabado, hay que dejarlo enfriar tres días.