La Encina de la Peana, el árbol más grande de Andalucía y uno de los monumentos naturales más emblemáticos del Valle del Almanzora, atraviesa un momento delicado. La fisura detectada en 2020, que recorre casi cuatro metros de longitud y alcanza ocho centímetros de anchura, ha mostrado un leve crecimiento en los últimos meses, lo que ha llevado a las administraciones a reforzar las medidas de protección.
Un esfuerzo conjunto por salvar un monumento vivo
El alcalde de Serón, Manuel Martínez, ha recordado que el primer apuntalamiento fue realizado por el Ayuntamiento, que además colocó un soporte para asegurar la cruz de la encina. Posteriormente, la Junta de Andalucía intervino con la instalación de una elinga para reforzar su estabilidad. “Ambas administraciones hemos actuado para proteger este árbol milenario”, ha señalado el regidor.
La empresa especializada Arbores, encargada de la poda técnica de 2020 que redujo el peso de las ramas en un 30%, ha sido nuevamente contactada para valorar nuevas actuaciones junto a la Junta. También colabora la asociación en defensa del Monumento Natural Encina de la Peana, que impulsó junto al Consistorio un proyecto del botánico valenciano Bernabé Moya, orientado a garantizar la conservación del ejemplar.
El estudio recomienda la instalación de bases de hormigón y un sistema de horquillas para estabilizar la estructura del árbol. Sin embargo, el proyecto no ha podido ejecutarse por falta de financiación. “Es una inversión importante que el Ayuntamiento no puede asumir en solitario”, ha admitido Martínez, quien ha apelado a un esfuerzo conjunto entre administraciones para salvar este símbolo natural.
Un gigante en fase de envejecimiento
Con 15 metros de diámetro en la base, 18,5 metros de altura y una copa de más de 300 metros cuadrados, la Encina de la Peana se encuentra en estado de senescencia avanzada, según los informes técnicos. El deterioro se debe a una combinación de factores: hongos xilófagos, el peso de las ramas y fenómenos meteorológicos extremos, como las nevadas y vientos de 2019.
A lo largo de estos años, la Junta ha realizado casi 20 visitas de control y ha impulsado medidas como el vallado perimetral de cuerda y madera, instalado en 2022 para evitar la compactación del terreno y garantizar la seguridad de los visitantes.
Un monumento que sigue vivo
Pese a su avanzada edad, el alcalde insiste en que la encina “puede mantener una vida de calidad durante muchos años con los tratamientos adecuados”. Y añade una metáfora que refleja el cariño del pueblo hacia su árbol:
“Igual que una persona que usa muletas puede seguir disfrutando de la vida, los puntales van a ayudar a que nuestra encina se mantenga fuerte y viva durante mucho tiempo”.
La Encina de la Peana no es solo un árbol monumental: es un símbolo de identidad para Serón y para toda Almería, un testigo silencioso de siglos de historia que hoy necesita, más que nunca, el apoyo de todos para seguir en pie.


