El Valle del Almanzora y la Sierra de los Filabres históricamente han sido una región minera, uno de sus signos de identidad por excelencia: hierro, plomo, carbón, plata, oro, mármol, mercurio, cobre, yeso, talco, etc. Son algunos de los minerales y rocas que han salido históricamente de esta región, aunque siempre han estado en activación y desactivación.
Los inicios de la actividad minera se remontan a la época neolítica y los habitantes del Almanzora se consideran como los primeros metalúrgicos de la Península pero hasta que no llega el ferrocarril a la zona, en la última década del siglo XIX, no se explotan estos recursos.
Entre la prehistoria y la Revolución Industrial, la minería en el Valle del Almanzora tendrá varios momentos de esplendor, y especialmente en el Reino Nazarí de Granada, donde el hierro se localiza en Bacares una de las dos fábricas de armas de los nazaritas, o la utilización del mármol de Macael.
Simón de Rojas Clemente Rubio realiza un viaje a Andalucía entre 1804 y 1809 y recoge una amplísima información de la geología y minería de las zonas que visita en su hoja de ruta. Durante los largos periodos de inactividad del sector minero, subsistían de los recursos agrarios y la ganadería, lo que llevó a una gran emigración.
Después de esta época de bonanza hubo un largo letargo y monotonía sociocultural que vuelven a ser interrumpidos con la llegada del ferrocarril al Valle del Almanzora, introduciendo los primeros síntomas de modernidad y de cambio, gracias a este avance el negocio minero resurge de sus cenizas y le da una vuelta a esa monotonía.
Finalizando el quinquenio de 1890 el negocio minero de la sierra de Filabres se activa muchísimo, lo que coincide con el funcionamiento del ferrocarril Lorca-Baza, esta compañía hizo rentable su explotación, fijándose en las minas de hierro de la sierra de Filabres. Su director, Gustavo Gillman, era el encargado de estos negocios y creó una compañía minera, «The Bacares Iron Ore Mines Limited Company», teniendo como proyecto principal la creación de tres cables aéreos que enlazaran las minas con la estación de Serón, finalmente se concretaron dos de ellos.
A partir de estos proyectos del señor Guillman muchas compañías extranjeras comienzan también a explotar los yacimientos de la cuenca de Serón-Bacares. Durante este periodo de tiempo se extrajeron 25 millones de toneladas, convirtiéndose así el alto Almanzora en uno de los distritos más importantes de Andalucía.
La actividad minera crea y organiza espacios económicos, ahora las zonas mineras van a ser trabajadas más intensamente y con nuevos métodos de explotación. Los cambios fueron espectaculares, en el corto plazo de dos décadas una radical mutación había acontecido en la cuenca minera de Serón-Bacares.
La otra riqueza minera de la zona eran las canteras de mármol de Macael y este material comienza también a ser transportado por ferrocarril. Además, éstas son prácticamente las únicas canteras de Andalucía que a principios de siglo XX han sido capaces de crear a su alrededor una industria de transformación. Este sector ha sido protagonista de una espectacular y exitosa transformación en los últimos años.
Otros productos mineros explotados fueron el mercurio, el cobre y el talco.