En la búsqueda de aventuras, muchas veces cruzamos océanos y recorremos miles de kilómetros para explorar paisajes exóticos y desafiarnos en rutas de senderismo. Sin embargo, en el corazón de la provincia de Almería, en el municipio de Serón, se esconde un enclave con un magnetismo único: el conocido como “Machu Picchu andaluz”.
La ruta puede iniciarse en distintos puntos, aunque uno de los recorridos más impactantes comienza en los antiguos polvorines de minería de Las Menas y el imponente Cargadero de Los Canos, una estructura ferroviaria que en su día transportaba el mineral de hierro extraído de la zona. Desde aquí, el sendero nos lleva por enclaves de gran valor histórico y natural, como el cementerio de La Loma de Serón o la impresionante Encina de la Peana, el árbol más grande de Andalucía. Con más de 18,5 metros de altura y una copa de proporciones majestuosas, esta encina milenaria es un auténtico monumento natural.
Uno de los puntos más sobrecogedores de la ruta es el pueblo fantasma de Los Canos, cuya silueta en la montaña le ha valido el apodo de «Machu Picchu andaluz». Este enclave surgió a principios del siglo XX con el auge de la actividad minera en Las Menas, pero quedó abandonado a mediados de siglo con el cierre de la explotación. Hoy en día, sus ruinas evocan un pasado de esplendor industrial y ofrecen una estampa única para los amantes de la historia y la fotografía.
Una experiencia gastronómica con alma rural
Tras una jornada de senderismo, la mejor recompensa se encuentra en El Valle Perdido, un acogedor restaurante ubicado en una pequeña aldea de apenas 20 habitantes. Este espacio, que también ofrece alojamiento rural, es un proyecto familiar liderado por Mirella y Antonio, quienes han convertido su propia casa en un rincón gastronómico donde prima la calidad y la cercanía.
Aquí, los comensales pueden disfrutar de un exclusivo menú degustación elaborado con productos frescos y de proximidad, seleccionados personalmente por sus anfitriones cada mañana en el mercado. En un entorno cálido y con unas vistas espectaculares, la experiencia gastronómica se convierte en el broche de oro para un fin de semana de desconexión, aventura y contacto con la naturaleza.
Con la primavera a la vuelta de la esquina, esta ruta por la Sierra de los Filabres se perfila como una opción ideal para quienes buscan un plan activo y enriquecedor sin necesidad de salir de Almería.